El jefe y la recepcionista Cap 10

Por Sarah Catheryn   Publicado a las  11:38 p. m.   2 comentarios

Cap 10:”Una Velada Fantástica”


Bella POV
Fuera del restaurante, la fresa brisa nocturna alborotó mis cabellos y deseé sentirme más feliz tras una velada tan mágica. El colofón perfecto fue la visita a Verónica Lane, durante la que Edward me había demostrado su lado más amable y sensible de su personalidad, sin tratar de ocultar el placer que me causaba ver lo bien que nos llevábamos su abuela y yo. Mejor aún, ahora que sabía que Edward no tenía ninguna relación sentimental seria.
Durante toda la cena, las barreras entre nosotros se fueron desmoronando. Estaba segura de que para los dos, había sido una velada especial. Pero al final, cuando llegó Marco, el equilibrio de toda la velada se había desvanecido por que me vi obligada a enfrentar los hechos y la realidad… “Despierta Isabella Swan. Esta noche ha sido un cuento de hadas. El jefe y la recepcionista no van a vivir una inolvidable historia de amor” . Mi jefe y yo pertenecíamos a dos mundos totalmente diferentes y lo peor de todo, es que lo sabía desde el principio. Pero que más daba si estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él. ¿Y que si Edward había estado relajado y contento durante toda la velada? Una cena y una agradable conversación no significaba que mi jefe y yo formáramos pareja.


Ahora, camino a casa, el tenso silencio parecía intensificar los sonidos de la noche: los pasos en la acera, el viento, la gente hablando dentro del restaurante. Una ráfaga de viento me hizo estremecer.
-Tienes frío- dijo Edward acomodándome la chaqueta.
-Gracias-susurré.
Un estremecimiento de alto voltaje me recorrió el cuerpo cuando Edward puso su brazo en mis hombros para darme calor.
-No te la quites- dijo él abriéndome la puerta del coche.
Levanté la mirada y la expresión de calidez de los ojos masculinos de Edward bajo la suave luz de la luna me dejó sin respiración. “Esto no es una cita. Vivimos en mundos diferentes”. Instintivamente, alcé los labios una décima…
-Bella- susurró él, a la vez que me devoraba con la mirada, del pelo a los ojos, a la boca, a la garganta… La mano masculina se alzó para tocarme el cabello y contuve el aliento. Todas y cada una de las células de mi cuerpo esperaban con anhelo…
Pero entonces vi tristeza en esos hermosos ojos masculinos y Edward bajo la mano con un bufido de frustración. Avergonzada, me metí al coche y cerré la puerta luchando contra las lágrimas que se agolpaban de mis ojos. Claro que entendía por que Edward no podía besarme. Él era mi jefe, y esto no había sido una cita. Cuando llegamos a mi casa, Edward me acompaño a la puerta, pero no lo dejé entrar.
-Gracias por la chaqueta- dije entregándosela.
-El placer ha sigo mio Bella. Gracias por tu compañía- a punto de volver al coche añadió:- Veré que tarde de la semana que viene tengo libre para la próxima clase.
-Vale. Aún tienes que practicar un poco más. Ya me lo dirás el lunes- y me metí a la casa.
El recuerdo del momento en el que Edward quiso besarme me hostigó todo el fin de semana. Para distraerme, estuve leyendo “Cumbres Borrascosas” la vida amorosa de Heathclif y Cathe. El lunes por la mañana, Edward llegó a Cullen´sford con el móvil pegado a la oreja. Al pasar por la recepción me saludó con una sonrisa segadora con un asentamiento de cabeza. Pero las cosas volvían a estar como siempre ¿Y que esperaba?Solo estaba enseñando a cocinar por un compromiso social. Ángela apareció con una sonrisa de oreja a oreja. Había pasado el fin de semana en las Montañas Azules con su fotógrafo, y había sido de lo más romántico. Luché contra los celos- de los buenos-sin demasiado éxito. Ángela me estaba describiendo la magnífica piscina de mármol que había en el hotel donde se hospedaron. Ignorando a ángela como sino estuviera, apareció Gianna dejando una pila de CD´S en mi mesa.
-Bella, querida, ¿te importa descargar todo esto a un archivo en tu ordenador.
“¿Bella querida?”. ¿A que se debía tanta amabilidad? Sabía que entre mis obligaciones no estaba trabajar a las órdenes de la ayudante personal de Edward, pero tampoco deseaba enemistarme con ella. Era la única persona de toda la empresa que emitía vibraciones negativas, y preferiría no tenerla de enemiga.
-Sólo necesito una copia de seguridad- dijo la mujer.
-De acuerdo. Me pondré en ello enseguida.
Con una leve sonrisa, Gianna giró sus talones ignorando de nuevo a Ángela.
-No olvides que tú eres un pez muy pequeño- me dijo Ángela.
-¿A que te refieres?
-Gianna es una depredadora, y muy peligrosa.
-Oh, venga Ángela, no seas tan mala. Gianna es un poco seca, pero supongo que tiene mucho estrés trabajando con alguien como Edward… digo con el Sr. Cullen- me apresuré a decir.
Ángela meneó la cabeza lentamente.
-Llevo dos años observándola, y aún estoy esperando a que se abalance sobre su presa. Ten cuidado con ella- dijo dándome unos golpesitos en la espalda.
Metí el primer CD en la disquetera y empecé a descargarlo en el ordenador. A media tarde sonó mi teléfono. Era Edward.
-Espero que no sea demasiado precipitado, ¿Pero te viene bien mañana por la tarde para otra clase de cocina?
Sabía que tenía que darle una excusa. ¿Podía pasar otra tarde de tortura? Quizá debería decirle que saldría con Ángela de compras. Pero eso sería mentir y yo no mentía. Además, Edward necesitaba como mínimo una clase más. No podía dejarlo plantado de repente. Así que… a pesar de saber el dolor que aquello me causaría, le aseguré que el martes por la tarde me venía bien.
Edward POV
Esto iba fatal.
A mitad del segundo platillo, era incapaz de concentrarme, a pesar de que tenía que haber sido mucho más fácil el primer día. Para la clase de hoy, había elegido una camiseta de cuello alto y manga larga, y unos pantalones de mezclilla. Pero incluso Bella resultaba una fuente de demasiadas distracciones, y tenerla cerca me hacía dolorosamente consciente de la curva seductora de sus labios, sonriendo a pocos centímetros de los suyos.
Pero el peor tormento procedía de mi torpeza mientras cocinaba, cada roce contra ella era una promesa de placer, cada fugaz contacto, una marca al rojo vivo en mi piel.
En el pasado, nunca me había sentido tan feliz, siempre había buscado a una mujer pragmáticas y entregadas a su carrera y a la vez agradables. En el pasado, yo no había conocido a Bella. La dulce, cálida y peligrosa Bella. Temía que si la llevaba a mi lecho, sentiría la imperiosa necesidad de mantenerla allí para siempre. Y eso no era parte de la estrategia que me había trazado.
-Estoy un poco aburrida con la cocina- dijo Bella interrumpiendo mis pensamientos- Por que no bailamos un poco.-dijo encendiendo el estéreo y luego tomándome de la mano.
-Bella… pero…
-Shh, vamos.
Esto iba empeorando, no podía darme el lujo de acercarme a ella.
-Debo confesarte que no se mucho sobre bailes… no creo que sea buena idea.
-Oh Edward, no me digas que también tendré que darte clases de baile.
-Eso no, no me llama mucho la atención.
Aquello había sido una mala idea. Una pésima idea. En el momento en que las cálidas manos de Bella aferraron las mías supe que estaba en problemas. Para empezar, Bella traía puesto un bello vestido amarillo que se ceñía a su piel. Además Bella estaba muy cerca de mí, casi tocándola, y yo solo que quería hacer era apretarla contra mi cuerpo y besarla…
-Lo importante en el vals es la postura del cuerpo y la elegancia de los movimientos- decía ella.
Bella buscó algo diferente, algo como salsa. Empezó a mover sus caderas de un lado a otro y mecía suavemente su cuerpo balanceándose al ritmo de la música.
-Edward ven aquí-dijo Bella.
Me hubiera encantado estar mirándola solamente, pero sería una grosería no bailar con ella.
-Muévete, puedes quedarte en el sitio, pero sin dejar de mover los pies.
Empecé a moverme con torpeza, parecía un estúpido.
-Cierra los ojos- me ordenó- Olvida que estoy aquí. Escucha la música y sigue el ritmo.
Así era más fácil. Sin la distracción de Bella moviéndose delante de mi.
-Ahora déjate llevar- dijo ella-. Relaja los hombros y sigue la música.
La voz de Bella sonaba sorprendentemente cerca y cuando abrí los ojos, la encontré meciéndose y bailando junto a mí.
-Venga-me animó ella con una sonrisa-, olvida que eres el jefe y baila.
Tomándome de las manos, Bella me atrajo suavemente hacia ella.
Fue la gota que derramó el vaso. La tentación era demasiado fuerte. ¡Al cuerno con el Baile! La tomé entre mis brazos y la besé.

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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2 comentarios:

  1. SIIIIIIIIIII, AL FIN EL BESO, LLEVO CAPITULOS ESPERANDOLO!

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  2. VANESSA CULLEN4/09/2015

    POR FIN CUANTO TIEMPO ESPERANDO POR ESTE MOMENTO AL FIN. AL FIIIIIIIN EL BESO EL BESO FUE FUE GENIAL

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